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Vocabulario

inmerecido adj незаслуженный, несправедливый

ebullición/кипение

mucosa/слизистая оболочка

gástrico adj гастрический, желудочный

deglutir глотать, заглатывать

desnatado adj обезжиренный

  1. ¿Por qué las sopas son platos muy saludables?

  2. ¿Por qué las sopas son nutritivas?

  3. ¿Qué aportan las sopas?

¿Cómo es la dieta baja en grasa?

Las bondades de una taza de café

La cafeína no es siempre dañina. Mucho se ha dicho sobre ella, pero un consumo moderado es incluso adecuado para el organismo. Las bebidas que contienen cafeína se consumen desde hace miles de años, pero aún existen controversias e ideas erróneas sobre sus efectos.

La cafeína es una sustancia que se encuentra de forma natural en las hojas, semillas y frutos de al menos 60 especies de plantas en todo el mundo. La cantidad de este ingrediente contenida en un alimento depende de la variedad de la planta y del método de preparación de cada infusión.

La cafeína actúa como un estimulante leve del sistema nervioso central. Sus efectos, generalmente, se pasan a las pocas horas. Ahora bien, cuando se consume de forma habitual, el cuerpo desarrolla cierta tolerancia. Por ejemplo, una persona que consume cafeína normalmente puede beber varias tazas de café en pocas horas y apenas notar efectos, mientras que una persona que no es un consumidor habitual puede notar el efecto estimulante después de una única taza. Las personas que notan insomnio con la cafeína aprenden a no consumirla antes de irse a la cama. Además existe una sensibilidad individual: la moderación y el sentido común son los puntos clave.

El consumo moderado de cafeína (menos de 300 miligramos o tres tazas al día) puede incluso tener efectos beneficiosos. Algunos estudios han demostrado que los individuos que consumen cafeína pueden tener un aumento de la memoria y mejor rendimiento en las tareas de razonamiento. Además, los consumidores de cafeína obtienen en los estudios una mejor puntuación en las pruebas de

habilidad motora y tienen un mejor tiempo de reacción y una mejor vigilancia visual y auditiva. La cafeína puede aumentar la alerta, y eso lo podemos notar cuando consumimos café para mantenernos despier­tos cuando estudiamos o trabajamos.

A lo largo de los años se ha relacionado el consumo de cafeína y de café con ciertos tipos de cáncer, pero no se ha demostrado ninguna relación en los estudios científicos. En general, las líneas guía de la Sociedad Americana contra el Cáncer establecen que no existe ninguna evidencia de que la cafeína sea un factor de riesgo en el cáncer humano.

La relación de la cafeína con las enfermedades cardiovasculares es otra área que se ha examinado exhaustivamente. Aunque en los primeros estudios se había establecido una relación entre el excesivo consumo de café y las cardiopatías, no se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo, como la dieta y el tabaquismo. En un estudio realizado por la Universidad de Harvard en el que se incluyeron a más de 45.000 varones y se ajustaron los principales factores de riesgo cardiovasculares, incluyendo la ingesta de grasas, colesterol y el ta­baquismo, no se detectó ningún aumento sustancial en el riesgo de enfermedad coronaria ni cerebro vascular en relación con la cafeína. En otro estudio epidemiológico importante, realizado en más de 85.000 enfermeras americanas a lo largo de 15 años, no se encontró ninguna relación entre el consumo de café y el riesgo de cardiopatía.

En general, podemos concluir que la cafeína no tiene ningún efecto adverso sobre el riesgo cardiovascular.

Existe la creencia popular de que el café eleva la tensión arterial; sin embargo, lo que identificamos como que "una taza de café me sube la tensión" es realmente el efecto estimulante del sistema nervioso, que se ha mencionado previamente. Los estudios científicos realizados muestran que la elevación de la tensión arterial producida por el consumo de cafeína es mínima, y, en cualquier caso, mucho menor que las elevaciones de la tensión arterial producidas por las actividades normales de la vida diaria. También se ha estudiado la posibilidad de que el consumo de cafeína facilite la producción de arritmias cardiacas, pero parece que cuando el consumo es moderado no aumenta ni la posibilidad de inducción ni la frecuencia y severidad de las mismas.

En cuanto a que sea un factor a tener en cuenta en mujeres que están siendo tratadas por infertilidad, tampoco el consumo moderado de cafeína parece tener un efecto secundario importante sobre el feto. Tampoco existe relación alguna entre la ingesta de cafeína y el peso o la longitud del recién nacido, ni sobre la circunferencia de su cabeza. En algunos estudios en los que se ha seguido la evolución de los niños a edades hasta los ocho meses y hasta los cuatro y los siete años tampoco se ha encontrado una relación entre la ingesta de cafeína du­rante el embarazo y los parámetros de desarrollo mental o inteligencia a estas edades. Además se ha comprobado que el consumo moderado no aumenta el riesgo de abortos espontáneos. Por su parte, un estudio realizado por el National Cáncer Institute, que incluye a más de 3.000 mujeres, demostró que no existía relación entre la ingesta de cafeína y la mastopatía fibroquística.

Otra área de especial interés es el tema de la osteoporosis. Se ha demostrado que la cafeína aumenta ligeramente la secreción urinaria de calcio, y se ha sugerido que Ja ingesta de cafeína podría ser un factor de riesgo para la osteoporosis. En algún estudio se observó que la ingesta de cafeína durante la vida en las mujeres se asociaba a una menor densidad mineral ósea. Sin embargo, esta asociación sólo se vio entre las mujeres que tenían una baja ingesta de leche, lo que sugiere que el café sustituyó el consumo de leche en estas mujeres. El posible efecto de la cafeína sobre la secreción urinaria de calcio queda sobre­pasado cuando se añade algo de ¡eche.

Los niños consumen significativamente menos cafeína, alrede­dor de 38 miligramos de media diaria. Sus principales fuentes de cafeína son el té y las bebidas carbonatadas con cafeína. A diferencia de lo que se cree, los niños, incluyendo los diagnosticados como hiperactivos, no son más sensibles a los efectos de la cafeína que los adultos. Al igual que sucede con otros alimentos, se aconseja a los padres usar el sentido común para un consumo adecuado. Cafeína en dosis Una taza de café: 60-180 mg. Una taza de café descafeinado: entre 1 y 5 mg. Una taza de té: 20-80 mg.

Bebidas bicarbonatadas con cafeína: alrededor de 20 mg. Una taza de chocolate con leche: entre 2 y 7 mg.

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