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Іваницька А. Лексикологія іспанської мови.docx
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La composición inversa (impropia) es de carácter sin­táctico, en su formación entran dos o más palabras: por-si- acaso, corre-ve-i-di-le. Mediante la compositión inversa se forman solamente los sustantivos compuestos.

§ 25. Modelos productivos de la propia composición

La composición propia es exclusivamente de carácter léxico-morfológico y representa varios modelos vivos o pro­ductivos, se efectúa mediante aposición, con el enlace i o sin él; .

  1. verbo -f sustantivo (complemento directo o de ca­rácter prédicativo): portaaviones, traganíqueles. Apresu­radamente me lavé en un pequeño lavamanos de la habita­ción (Travieso); . '

  • nombre + nombre: bocacalle, casatienda. Pasa, en dirección contraria también, un moto-carro cargado de ga­seosas (Salinas); ■

  • nombre + adjetivo: rabilargo^ nochebuena. Termi­nando lo del cuatro, se emprendió afuera otra labor más peliaguda, para la que no bastaron las mjajeres solas (Per. reda);

    d> adjetivo -f- nombre: buenaventura, altavoz;

    1. adjetivo -r adjetivo; agridulce, ruso-español. El to-’ ro salió sin prisas, pero alegre, al aire la cinta verdeama- rilla (Murciano). Viste el uniforme rojiblanco de las estudia antes, y deh brazo' le cuelga un bolso (Travieso);

    2. adjetivo, adverbio o nombre + verbo: malquerer, maniatar, bienvivir. No tuvieron que andar, como otros muchos, construyendo de noche unas chabolas míseras, malcomiendo (Murciano).

    EJERCICIOS PRACTICOS

    I. Sepárense en las frases que se dan a continuac'^ón lás pa­labras compuestas, caracterlcensé el tipo de composición, tradúz- cans las frases al ruso:

    1. En la Plaza Mayor han cercado las bocacalles con re­cias talanqueras y carromatos; llamean los cubrecamas rojos, encendidos, en los balcones (Azorín). 2. Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole a beber un trago que lo

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    al vió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio (Cortázar). 3. Cuando pasó el tren de las dos y ocho Ariel sacó los brazos con entusiasmo, y connuesfe“os pañuelos es­tampados le hicimos señasjde bienvenida (Cortázar). 4. Unos veinte minutos después lo: vimos llegar por el terraplén (Cor­tázar). 5. A punto estuvoj de fracasar el intento, por culpa de un perro, que el Málaga no les había perdido afición a pesar de su malaventurj^ de Barcelona (Aub). 6. Su herma­no se dio cuenta, en su duermevela, pero pensó en cualquier necesidad; sólo se sobresaltó a los gritos desesperados (Aub). 7. El número y lajqalidad de los tiovivos, de las no­rias y columpios, indicaiji la importancia de la feria, que la de comarca depende de los animales; lo que importa es el ganado, y en las capital^ los toros (Aub). 8. Es un Uo at­ravesado; un correveidilje del antiguo dueño de estas tie­rras (Aub). 9. Siente el vaivén de su corazón (Aub). 10. Lue­go, un día, empecé a pensar en los viejos libros, y hasta en el lienzo pintado por un amigo dél abuelo, que durante tan- tós años adornara su sala-bibliotéca (Rubio). 11. Tú vestías ropas que comprábamos confeccionadas, y para estar en el almacén llevabas un guardapolvos (Rubio). 12. Teníamos la cocina muy bien, con todos los cacharros que hacen fal> ta, con armarios de madera — que padre hizo, en sus ratos libres,— y con cortinas de cretona que yo había puesto en el escurreplatos, en los huecos*derbanco (Rubio),-13. Ma- condo era entonces una aldea de veinte casas de baFro y ca- ñabrava construidas a la brilla dé un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y deformes como huevos prehistóricos (Márquez). 14. En algunas esquinas brillabarr débilmente algunas lámparas pintarrajeadas de azul y rojo (Lera). 15. Después de estar un rata en casa de Jüanito, tomando un tentempié, nos fui­mos a casa (Valdés). 16. Sobre la-batahola saltaron voces bro­mistas, voces airadas e incluso risas (Lera). 17. Meses des­pués volvió Francisco el Hombre,, un anciano trobraundos de casi 200 anos qué pasaba^con-frecuencia por Macondo di­vulgando^ Tas" cánciones~coinptiéstas-por-él-mismo (Márqur ez). 18.—Mandamases...—y Federico se volvió de espal­das para recoger el capote y la gorra (Lera). 19. Con los ti- rachinas hacían, en ocasiones, terribles carnicerías de tor­dos, mirlos y malvises (Delibes). 20. El otro hombre era pierhilargo y escurrido de carríes, con los Soquetes de los ojos escarbados violerttemente én lá negrura de las cuencas

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    (Fernán Caballero). 21. Un ferrocarril de gritos pasó corrien­do, atravesó los túneles de todos los oidos y siguió co­rriendo (Asturias).

    Sepárense las palabras compuestas, clasificándolas según su estructura, tradúzcanse al ruso:

    1. El tomó el pasamanos de fierro con dificultad (Fuen­tes). 2. Mucho rato después, Alberto calló y quedó ca.biz- bajo (Llosa). 3. En los soportales, las máquinas traganíque­les dejan oir sus sonidos de clac, clac, a ser manipuladas por los jugadores (Travieso). 4. Tuvo que darle más de cien vueltas a la manivela del aparato, porque las telefonistas, que debían estar sentadas en la puerta, al fresco, no contes­taban (Pavón). 5. Pero, en compensación, el Moñigo le ha­bía servi<^_en más de una ocasión de escudo y paragolpes (Delibes).y6. En aquel desayuno y en la comida del medio­día, adquerf los nuevos datos, que no resultaban de escasa monta sumados con los que ya poseía;^l p"an era de horna­das hechas en la taberna cada media semana, y no había otra carne que la de cecina, con excepción del domingo, en que se mataba una res en el pueblo (I^ereda). 7. En el centro del patio había una gran tinaja de madera llena de un agua jabonosa y maloliente (Umbral). 8. Lola sonreía, con una sonrisa dé niño maltratado que hería la mirada (Ce­la). 9. Una vez que las cestas están llenas se ías carga al hombro para llevadlas hasta un carro de varas que, apoyado en los tentemozos, está junto al cobertizo (Salinas). lOTY yo admjraba más que nadie la habilidad de mi padrino que, siempre, antes de empezar -un relato,- sabía' maniobrar de modo que la atención se concentrara en su persona (GÍTiral- des). 11. Dentro del libro venía una pluma de pavorreal, la primera que yo veía, y él la usaba como señaíador (Cor­tázar). 12. Su malhumor era maligno, se contagiaba de ese ambiente donde de repente todo se le antojaba truncado, hueco, falso: el silencio, el llanto, el. arrullo, lo único real de esa hora entre noche y día y que lo engañaba con su men­tira insoportable (Cortázar). 13. 'Prcoñéfo*“bnná5á ál

    sol, sudoroso, sangriente, en Id alto los seis palos multico­lores, borrada ya de sangre, la divisa (Murciano). 14. Le­vantó nuevamente su mirada, pero esta vez para verlo de verdad, como pidiéndole una clave, pero como Bruno no di­jera nada, la volvió a bajar examinando el cortaplumas blanco (Sábato). 15. Mira, Martín — comentó mientras

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